lunes, 3 de marzo de 2008

Capítulo 6:Entrega 48-Mis compañeros XII

Vamos allá,Margarita.Sí,empezaré por ella.Curiosamente con la que la relación fue o.Es más,yo diría que incluso fue un -100 puesto que era imposible hablar con ella ya que no hacía caso a nadie.Sólo en una ocasión que Arturo se retrasó en la S.T y como quedaba un asiento libre en la mesa junto a Jorge y mi.Fue la única vez que habló conmigo con claridad,eso sí estuvo breve y concisa,después jamás me dijo nada

-¿Molesto?-preguntó Margarita viendo que la silla estaba vacía cuando la S.T ya estaba a tope
-No,en absoluto-respondimos casi al unísono Jorge y yo.

¿Por qué digo que esta fue la única vez que habló con claridad?.Pues porque se pasaba el día hablando ella sóla,a si misma,todo el rato.No respondía jamás cuando la llamabas.Creo que como mucho sólo le hacía caso a las enfermeras y porque no le quedaba más remedio.
En la S.F fumaba los pitillos tan apuradamente que pronto se convirtió en tema de conversación.Para su desgracia los comentarios que hacíamos sobre ella no eran elogiosos precisamente.
Por ese me referí anteriormente a las carcajadas y a la grosería que le dijo Adolfo,aunque imagino que a ella poco o nada le debió importar porque permaceía inmutable.Ese era su estado habitual.
Simplemente,su presencia era sólo física,su mente desde luego no se encontraba con nosotros.

Era una chica delgada,bajita,de pelo negro y largo aunque no demasiado,y con unos ojos claros y un rostro desencajado que denotaba claramente que este chica estaba sumida en su propio mundo,en una pesadilla diría yo de la que no daba encontrado la salida y de la que dudo que fuera consciente.

No se me olvida mencionar un pequeño roce que tuvo con una enfermera a la hora de la comida,cuando esta le estaba dando la bandeja-¿o eran las pastillas?,en fin que más da-.El caso es que sin venir a cuento,Margarita va y le suelta con rabia y ciega cólera:
-Cuando salgas del trabajo te voy a dar una hostia que te voy a matar-con un tono amenazante y vengativo que parecía mentira que viniera de una persona como ella tan sumergida en sus fantasías y alucinaciones,y que en principio parecía bastante tranquila e inofensiva.En realidad era así,pero no me explico el porqué de esa salida de tono.
Por supuesto,la enfermera no le hizo caso.Sabe Dios la de cosas peores que le habrá dicho algún paciente.Seguro que estaba curada de espantos.

A veces me pregunto como un profesional-una en este caso-de la enfermería puede aguantar tanto,o si les afecta de algun modo todo lo que alli ven,oyen,viven,etc,etc,etc.Porque está claro que nadie es de piedra.Supongo que otra vez la costumbre y la paciencia infinita-amén de la profesionalidad-se convierten en la mejor armadura de este gremio para ir "sobreviviendo" ante tantos y tan variados pacientes con sus correspondientes problemas.

De Margarita poco más que decir.Salvo que como Evaristo tambien va a tardar en salir a la calle.Una pena,es triste pero es así.Cuando la mente o cualquier circunstancia traumática-como sospecho que debe de ser el caso de Margarita-te juegan una mala pasada te puede dejar tocado tan profundamente,que debe costar muchísimo el lograr que haya un atisbo que indique recuperación,aunque sólo sea mínimamente.

CONTINUARÁ

Jeff W.

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