Me largué a mi casa,y aún allí seguí cabreado
-¡Que no me llamen más!¡No quiero verlas ni que vengan de visita!-grité todo encolerizado.
Mi madre se puso de mi parte,aunque le pareció buena idea eso de coger lo que me habían comprado.Por eso mandó a mi hermano pequeño a buscar la ropa.
Se me olvida decir,que después de llegar a mi casa hecho una fiera,ellas volvieron a llamar por teléfono.Lo cogió mi padre,y hubo una buena bronca.A eso se le llama ganas de tocar los cojones.Lo siento,pero no encuentro una expresión más suave.No reproduciré lo que dijo pero fue bastante fuerte.Parece...no,más bien se confirma que aquí la calma no existe ni en momentos tan importantes y decisivos.En realidad creo que en mi familia no ha existido jamás esa calma que tanto añoro.Sinceramente,esa palabra no existe.
Seguí cabreado.Así que para desahogarme y visto que aún faltaban unas horas para mi marcha me puse a hacer mi maleta,una vestusta y curtida bolsa de viaje de cuero marrón,y mi neceser con los útiles de aseo más unos cuantos libros.Al final mi hermano trajo la ropa-la "regalada",sin olvidarme del tabaco para mi imprescindible(4 cajetillas y media.Ahí no fui previsor.Me quedé corto más bien)-Otra contradicción mia:aceptar el "regalo" habiéndome puesto de malas.
Con todo dentro de mi maleta,la noté ligera de más.¿Se me había olvidado algo?.No,creo que soy muy meticuloso para estas cosas,aunque esta vez pequé de poco previsor(de eso me dí cuenta cuando estaba "dentro").Eso sí,mi padre acertó,aunque le parecía que cargaba la bolsa demasiado,cuando nos dijo a mi madre y a mi.
-No te preocupes,sólo serán unos días-y acertó.No sé aún muy bien si alegrarme o entristecerme que esa "profecía" se cumpliera.Porque yo,si de mi dependiera,me hubiera echado un mes allí "dentro".
Todo preparado pues,sólo quedaba esperar a que las agujas del reloj se movieran e indicaran la hora señalada:a las 17:30 saldríamos para A Coruña,23 kms yendo por la carretera general como así hicimos.Mientras aguardábamos la hora me padre se tumbó para una siesta,mi madre a la tele que es lo suyo,y yo al ordenador,a Internet y a algún juego que por aquí tengo de estrategia muy bueno y muy adictivo.Todo valía para matar el tiempo.
Y así pasé mis últimas horas del 8 de Mayo en casa.En un plisplas,las 17:15.Había ya que prepararse pues.Me gusta ser puntual:cuando digo una hora tiene que ser esa determinada hora.
Había avisado a mi padre que como siempre se tomó su tiempo para desperezarse y llevarme a un sitio donde él nunca habría imaginado ,ni en sus peores pesadillas, que yo iría.
CONTINUARÁ
Jeff W.
martes, 12 de febrero de 2008
Capítulo 2:Entrega 10
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