Salí de la 130 y anduve deambulando por la S.T un rato,y otro rato en la S.F pero como la curiosidad me carcomía por dentro volví a mi habitación al cabo de unos minutos para ver si había llegado el "nuevo"-al que le cedería el testigo-.Y efectivamente,abrí la puerta y antes de que la enfermera que estaba dentro me ordenara salir,lo pude ver.Era Evaristo Ortiz y creo que las dos mujeres que le acompañaban eran su mujer y su hija.No me dió tiempo a deducir nada más.
¿Mi primera impresión de Evaristo?....en principio no le di importancia.Era,al fin y al cabo uno más,¿no? y así debería ser tratado,por supuesto.Pero intuía que había algo en Evaristo que no me gustaba nada,aunque me autoconvencí de que eran imaginaciones mías.Ahora que lo puedo escribir,creo que ninguna persona me ha dado tanto miedo como Evaristo.Y que me disculpe el sr.Ortiz pero es la pura verdad.
Os pondré un ejemplo:su familia ya se había ido y el estaba en el ventanal mirando,lo que miraba sólo él lo sabía aunque no creo que fuera el paisaje.Simplemente miraba y de vez en cuando se paseaba de un lado a otro del ventanal.No decía ni mú.Parecía como sumergido en si mismo.
Iba yo con intención de presentarme,pero tras tres intentos,tras tres "hola" y no recibir respuesta alguna por su parte decidí salir de la habitación.Ya empezaba yo a tener la mosca detrás de la oreja y eso de que sólo eran imaginaciones mías se esfumó en seguida,cuando al cabo de unos minutos volví a la habitación.
-Hola,soy Jeff,tu compañero de habitación-le dije con toda corrección en otro nuevo intento
Él se giró,por fin,vino lentamente hacia mi y me dio la mano.Era una mano enorme proporcional a su cuerpo.Si me mete una hostia con esa mano me revienta la cabeza,eso siendo optimista.El tío era un hombre,fuerte,ancho y de altura considerable.De una edad que oscilaría entre los 40 y los 50 años,con patillas canosas,y un pelo ondulado casi rizado que tambien dejaba entrever algunas canas.
-Soy Evaristo-me dijo con un tano de voz muy bajo.Una ligera y tímida sonrisa se mostró en su rostro y sus ojos azules se clavaron en los mios-que no son azules-.Era una mirada fría como el hielo y penetrante como el acero.Mal rollo.
Intentando disimular lo que ya por dentro me indicaba que aquí algo iba mal y no me gustaba en absoluto,le dije:
-¿Quieres un cigarrillo?.Te invito.La S.F está justo al lado
-No-contestó con la misma frialdad que su mirada.Dicho esto,se dió la vuelta y siguió con el ventanal,el paisaje o lo que fuera.
CONTINUARÁ
Jeff W.
sábado, 23 de febrero de 2008
Capítulo 5:Entrega 31
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