miércoles, 13 de febrero de 2008

Capítulo 2:Entrega 12

17:30 horas.Era la hora de partir.Me apresuré a meter la bolsa de viaje en el maletero del coche de mi padre.Me despedí de mi madre asegurándole que no pasaba nada,que todo iría bien.Sé que mis palabras no le cuajaron del todo,pero,¿que más podía hacer yo?.Mi madre hizo un último esfuerzo estéril para que fuera al centro privado La Rosaleda en Santiago de Compostela,parece que algo le debió influir mi abuela y mi tía,...pero era inútil.Estaba absolutamente convencido y la decisión ya estaba tomada hacía tiempo.Le di un abrazo,dos besos y esperé en el coche,pero no dentro.

Mi padre bajaba con calma las escaleras y se movía despacio en parte porque tiene problemas de circulación en las extremidades inferiores a causa de la diabetes y de una insuficiencia cardíaca,aunque yo deduje que él no tenía ninguna prisa y que si pudiera se hubiera librado de ese "trago":el de tener que llevar a su hijo a un psiquiátrico.Sí,no soy padre pero creo que si estuviera en la misma tesitura tambien me habría resultado duro más que nada el aceptar esa realidad.Como duro seguro que lo fue para él.Serio y poco expresivo en su rostro y con sus gafas de sol graduada,por una vez en la vida le "leí" su interior.Estaba preocupado,al contrario que yo ya que no veía ningún motivo de preocupación en mi.Sólo incertidumbre como es natural e incluso curiosidad como cuando uno visita una ciudad o país en el que nunca ha estado.Así veía yo al psiquiátrico en esos momentos y eso que aún faltaban 2 horas para que se certificase mi ingreso en dicho centro.

Subimos al coche,arrancó y para A Coruña nos fuimos.Antes de conectar con la carretera general tuvimos que atravesar el camino que conduce hasta mi casa.Sólo son unos metros de nada pero en esos instantes a mi padre tambien le dió por lo de La Rosaleda.Me insistió tres o cuatro veces y reconozco que me hizo dudar y casi caigo en la tentación.Afortunadamente soy cabezota,de ideas fijas y dije que no,entonces el dejó de insistir.Me satisfizo el "ganar" esa pequeña batalla.¿Algo estaba ya cambiando?.No en  él sino en su postura hcia mí.Es algo que sé que nunca obtendré respuesta.

Atrás dejé todo lo que había sido tan cotidiano y tan sumamente rutinario,aburrido y pastoso durante tanto tiempo.No sentí pena ninguna.Más bien esperanza de que cuando volviera todas esas malas sensaciones desaparecerían como por arte de magia.Era como si estuviera esperando un milagro.Y,sí,ese milagro lo puedo confirmar ahora,se hizo realidad.Por fin iba a cambiar el viento que mueve el barco de mi vida.Estaba tan seguro de ello,y es raro que yo esté seguro de algo no ya al 100% sino incluso al 70 u 80%,que tenía la profunda convicción de que esta vez era la buena.No lo dudé un sólo instante.

CONTINUARÁ

Jeff W.

2 comentarios:

José Miguel dijo...

Me ha gustado tu frase: "era como si estuviera esperando un milagro". Muchas veces, creo yo, que ya cedemos en nuestros esfuerzos y esperamos pacientemente sólo un milagro. Me alegro que en tu caso, según cuentas, el milagro se produjera.

Jeff W dijo...

Pues sí,y además en el sitio más inesperado.Nunca sabes donde y como te puede cambiar la vida.A mo me tocó en un psiquiátrico,pues nada bienvenido sea ese cambio.