miércoles, 13 de febrero de 2008

Capítulo 2:Entrega 13

Tomamos la comarcal,doblamos el cruce de Os Condes y tomamos dirección A Coruña.Unos kilómetros,allá por Guísamo,ya empalmamos con la N-VI,a partir de la cual entre semáforos y contínuas señales de limitación de velocidad hacen que tardes una media hora en llegar a la ciudad.Eso si el tráfico,no muy denso en esta ocasión,te lo permite.

Esta vez durante el trayecto sí sentí impaciencia,ganas de llegar ya.Para que me entendáis mejor,es como si uno tiene unas ganas terribles de orinar y no encuentra lugar donde hacer sus necesidades fisiológicas.La sensación,salvando las distancias,era la misma.

Ni me fijé en el "paisaje",puesto que lo tenía más vitsto y más conocido que a mi propia familia así que abrí la ventanilla y dejé que el aire me refrescara un poco y me hiciera no pensar en esa ansiedad acuciante,lo cual surtió efecto a medias.En ningún caso "miré atrás",es decir a lo que dejaba temporalmente,sea familia,trabajo,etc,etc.Esta vez sólo pensaba en mi mismo y no por puro egoísmo sino porque estaba haciéndome el mayor favor de mi vida.YO SOLO,SIN INFLUENCIAS DE NADA O NADIE.

La conversación esta vez fue nula y el "viajecito" pesado como una losa.Si condujera yo,en 15 minutos ya estaría en mi destino pero parece que mi destino me citaba para esos quince miuntos más tarde.Después de todo,¿que prisa había?.No era la primera vez que "visitaba" el Hospital Juan Canalejo.Pero para mis adentros pensé:"Cuanto antes lleguemos,mejor.Cuanto antes lleguemos,antes empezará o acabará todo(segun se mire,claro).Aún así aguanté como pude cada uno de esos 23 kilómetros.Me parecían una eternidad,así que no tuve más remedio que intentar aplacar o detener mi impaciencia de algún modo u otro.Mi viejo y fiel aliado el tabaco contribuyó un poco a mi propósito.

Por lo demás,sin novedad.Y po fin,a las 18:05 el coche de mi padre descansaba en el parking del hospital.A partir de ahora,todo iría más rápido.Recogí mi bolsa de viaje del maletero como si del mayor tesoro se tratase y me cercioné de que no me faltaba nada una vez más(es una rara inseguridad que a veces me juega malas pasadas como ya comprobaréis más adelante) y apuré un poco el paso para entrar por Urgencias.Aunque al mismo tiempo el ritmo lento y cansino por la poca movilidad de mi padre me sirvió como freno.Así que no es que frenara mi paso,sino que paré en seco en varias ocasiones para que él pudiera alcanzarme y así entrar juntos bajo el letrero que ponía URGENCIAS.

CONTINUARÁ

Jeff W

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