Entre pitos y flautas,pero con Evaristo aún rondándome por la cabeza y no para bien,llegó la hora de comer.Jorge,Arturo y yo en la mesa central,mesa en donde la teníamos cogida siempre para todas las comidas-salvo un par de veces en que Arturo se retrasó y su puesto fue ocupado por Roberto o Margarita-.Allí en esa mesa,día tras día,fui trabando amistad con Arturo,como sabréis por lo dicho anteriormente compinche de una broma,que se mantuvo hasta el día en que me fui.Fue el tipo con el que más congenie,aunque congeniaba bastante bien con todos.Actualmente me estoy intentando poner en contacto con él pero su móvil está "apagado o fuera de servicio" aunque espero que pronto este operativo.Arturo saldría al día suguiente que yo o como más tardar el miércoles.
Bueno,el caso es que a partir de aquí,él y yo nos hicimos inseparables.Parecíamos Zipi y Zape.Buen chaval Arturo,si señor.No me impresionó que me dijera que padecía esquizofrenia y que ya era la cuarta vez que estaba aquí internado.Ni me asustó ni nada por el estilo,además es que no aparentaba tener ese tipo de enfermedad.De todos modos me da igual lo que tuviera o dejara de tener,el caso es que nos hicimos buenos amigos y eso resta importancia a todo lo demás.En este caso no seguí pensando en ello no como con lo de Evaristo.
Seguramente os preguntaréis,queridos lectores-expresion cursi porque sí-,como distinguir cuando alguien te dice una verdad o una mentira,y como confiar o no en una persona sobretodo en un psiquiátrico con los prejuicios que eso conlleva.Y no lo digo por Arturo,o por Evaristo,sino en general-yo incluido-.Simplemente no lo sé,supongo que es como la presunción de inocencia,en principio y mientras no se demuestre lo contrario toda persona es digna de confianza y de veracidad.Además como se suele decir,POR SUS HECHOS LOS CONOCERÉIS,¿no?.
Sólo os puedo decir que en ninguno de ellos he encontrado el menor signo de falsedad o el de no decir la verdad,lo que no quiere decir que esté en lo cierto.Todo esto es subjetivo y que cada cual o cuala saque sus propias conclusiones.Además yo no estaba allí en plan Sherlock Holmes,o en plan juez,ni yo ni nadie.
Sigamos.La comida.El ejercicio me había dado hambre y esta vez por supuesto no vomité sino que comí con más apetito de lo que yo esperaba aunque dejando el primer plato sin tocar y no dejando limpio el segundo-lo que puede parecer contraproducente-.Eso sí el pan y el postre siempre entraban,salvo alguna vez que le di el trozo de pan e incluso un trozo de carne a Jorge,que no le hacía ascos a nada.Seguía sin poder escoger menú lo cual me fastidiaba un poco,aunque era algo soportable.Todo llegaría.Mientras tanto apareció en el comedor Evaristo,deambulando de un lado para otro como si se tratara de un león tanteando el terreno antes de acechae y atrapar a su presa.Esto ya no era normal.Digo el tener esa obsesión porque Evaristo pudiera hacer "algo".
CONTINUARÁ
Jeff W.
sábado, 23 de febrero de 2008
Capítulo 5:Entrega 32
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