viernes, 7 de marzo de 2008

Capítulo 6:Entrega 54-Mis compañeros XVIII

Con Vicky sólo tuve cuatro palabras el lunes.Sobre algo que yo había escrito y le dí a leer para conocer su opinión.Le gustó mucho,la verdad.Era un chica alta,morena,con una buena planta,y guapa a montones pero lo disimulaba.Yo mismo la apodo "la Cenicienta",porque siempre iba desarreglada,vestida de cualquier manera casi casi de forma harapienta.De ahí lo del apodo.
Aunque en el psiquiátrico da igual vistas lo que vistas,en ella se veía claramente que iba así,o bien por comodidad-que es lo más probable-o porque no le daba la gana de ponerse algo mejor,algo más presentable.Como Cenicienta,ella podría transformar su aspecto de un modo radical-pero sin necesidad de hadas madrinas ni cuentos chinos-cuando,como y donde quisiera.Pero allí dentro ella a su bola.
Esta chica arreglada y con el toque de típica coquetería femenina conseguiría que el Sol saliera por las noches,y me quedo corto,sólo para contemplarla a ella en su máximo esplendor.Me olvidé de perdirle su móvil o algo así.Uno no puede estar en todo.

Sobre Gabriela digo lo mismo que dije de Vicky al principio.En lo que más me percaté de elle fue en su rostro.Una mezcla de tristeza permanente y susto terrorífico.Parecía que tenía miedo de todo,aunque quizás sea yo el equivocado con esta apreciación.Es más,ojalá me equivoque.
Y raramente sonreía.Era una sonrisa resignada y temerosa.Por lo demás sólo puedo decir de ella que normalmente vestía de chándal,que solía pasar muy desapercibida entre los demás compañeros-aunque supongo que tanto entre las chicas por afinidad-y que siempre se sentaba en la mesa justo al lado del radio-cd,y ponía sus CDS en complicidad con Vanesa,al mismo tiempo que esta hacia crucigramas y cosas de estas para pasar el rato.

La archiconocida expresión "su cara era todo un poema" es la mejor definición para expresar lo que yo vi en Cristina.Nunca en mi vida vi una cara tan larga,de pena,como la suya.Únicamente se animaba,por decir algo,cuando se pasaba por la S.F a echar su cigarrito.Nunca le vi pedir tabaco a nadie y es otra persona de las que se me presentó a mi en lugar de al revés.Aunque yo correspondí a la presentación,por supuesto,aunque no era nada habladora y lo fácil hubiera sido ignorarla.

Quiero aclarar una cosa:durante mi estancia nunca se me pasó por la cabeza el ignorar a nadie.Simplemente es o me parece imposible el congeniar con todos.Y viceversa.No me puedo multiplicar y menos una vez que ya había hecho mis afinidades.Y esto no lo digo por Cristina,lo digo en general.Está muy bien-y creo que ya lo dije en otro capítulo,pero lo repito-el propósito de uno de darse a conocer,de abrirse a cuanta más gente mejor,pero tambien hay que tener en cuenta si la gente-o alguna persona concreta-está por la labor o no lo está.Y si no lo está,por mucho que lo intentes es muy pero que muy complicado que esa persona te de un margen aunque minimo de confianza.Todo esto es más complicado de explicar de lo que parece y lo estoy resumiendo mucho.

Porque tendríamos que hablar de caracteres de cada uno,de sus causas que originaron su ingreso,de su adaptacion al medio....en fin,que hay un montón de factores que influyen a la hora de acercarse o no a alguien.Incluso las ganas de conocer gente tambien es determinante.Yo diría incluso que es de los más decisivos,el dar el primer paso y no a esperar a que lo den otros.Se corre el riesgo de aislarse innecesariamente.

CONTINUARÁ

Jeff W.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí tambien tengo un comentario que dejar.

Efectivamente, las ganas de querer conocer gente, es determintate, muy determinante.

:)

José Miguel dijo...

Me ha gustado la expresión "una chica que si se hubiera arreglado hubiera hecho salir el sol por las noches". Muy poética.

Jeff W dijo...

les advierto que el capitulo de compañeros está a punto de llegar a su fin afortunadamente.Despues proseguirá el relato.

Sé que me he enrollado un huevo con el capitulo 6.Si lo sé ahora en su momento lo hubiera escrito más dinámico y conciso en el manuscrito.Por desgracia no puedo viajar en el tiempo