jueves, 14 de febrero de 2008

Capítulo 2:Entrega 15

Mi reloj señalaba ya las 19:15 horas.Un hora con paciencia de santo aguardando allí y observando todo lo que allí se cocía,cuando la psiquiatra,una chica joven de pelo rubio y ondulado,se acercó a la sala de espera y anunció:

-Jeff W.-dijo
-Soy yo-contesté como un autómata(había saltado el resorte que tanto aguardaba)
-Acompáñame,por favor-sugirió amablemente.

Nunca antes había obedecido con tanta rapidez no sin antes haber puesto sobre aviso a mi padre que me acompañó parcialmente.Digo parcialmente porque me acompañó hasta el pequeño despacho donde la psiquiatra me invitó a entrar,pero por deseo mio el viejo quedó fuera durante unos minutos.

La psquiatra con el informe del Dr.Morales en una mano y unas hojas en otra iba anotando,preguntando y ojeando dicho informe todo a la vez.Yo contestaba o aclaraba algún dato que por error escribió el Dr.Morales.Como por ejemplo que yo tenía problemas con el juego.Eso es falso.Ese tipo de problema se refería a una persona muy cercana a mi.
Después de anotar medio folio y explicarme un poco como sería el ingreso y tal,mandé llamar a mi padre.La psiquiatra nos dijo que tendría que ir a Oza,al Hospital Marítimo,que está prácticamente al lado,1 km o quizás menos.Primera sorpresa además de una pequeña decepción,pero bueno las normas son las normas.Segunda sorpresa,me tendrían que trasladar en ambulancia.Al principio me chocó un poco porque teniendo a mi padre ahí,¿que necesidad había de usar una ambulancia que seguramente sería más importantes para otros casos mucho más graves?.Más tarde comprendí que debía de tratarse de algo rutinario de cara a los ingresos,o por seguridad...no sé,algún trámite reglamentario vaya.

Mi padre me seguiría en el coche y la psiquiatra me dijo que ella tambien estaría en Oza.Y que ya había llamado a la ambulancia y que estuviera preparado-creo que nunca estuve tan preparado para algo así-.Todo aclarado pues,volví a la sala de espera con mi maleta siempre en la mano,que parecía todo una extensión de mi brazo,y aguardé unos minutos,tiempo suficiente por otra parte para darle tambien a mi padre la cartera,el carnet de conducir además de las llaves de casa.Había que quitar algo de lastre porque supuse,y supuse regular,que una vez allí dentro eso no me haría ninga falta.Y lo de regular es porque aún no me podía ni imaginar donde me metía.No era miedo,era precaución.

CONTINUARÁ

Jeff W.

2 comentarios:

José Miguel dijo...

Pues vaya fallo el de su médico al anotar que usted tenía problemas con el juego, siendo un familiar el que los tenía. Menos mal que la psiquiatra corrigió el error a tiempo. Me parece un error de bulto.

Jeff W dijo...

Bueno,ese detalle queda como mera anécdota,como comprenderá con toda la que tenía encima por aquel entonces ya bastante hacía.

Eso sí,yo padecía de lo mío y sólo de lo mío.No lo de otros.